En la convivencia Sacerdotal del pasado 10 de Diciembre de 2021, el Excmo. Mons. Alfredo Torres, Obispo de esta Iglesia Particular, dirigio un «cálido y fraterno» mensaje al Clero en el que invitó a mirar el Sínodo de la Sinodalidad como «soplo del Espíritu para fortalecer la comunión», al mismo tiempo que hizo un enérgico llamado a «avanzar en la Comunión y la Misión».
«El recogimiento en este lugar remozado de la Inmaculada de Biruaca y en tono de oración, dirijo mi mensaje navideño con miras a seguir peregrinando con esperanza, cumpliendo las etapas que el Señor nos vaya delineando. De mi participación en la Asamblea Eclesial Intercontinental y del Caribe, celebrada del 21 al 17 de noviembre 2021, ha quedado en mi mente el objetivo relevante de ahondar en la Sinodalidad, que no es otra cosa, que vivir la comunión y la fraternidad, como expresión de la voluntad misma del Señor Jesucristo, que todos sean uno (Jn 17,11). Y el Papa Francisco, en lapidaria frase ha sentenciado: o nos UNIMOS, o nos hundimos”. A decir verdad, sobran los motivos para dividirnos o separarnos. El sínodo de la Sinodalidad a nivel mundial, es un desborde del Espíritu Santo, que proclamará al mundo entero, que el camino de las divisiones son la ruina de la humanidad, que despiertan en todas las épocas, el fantasma de posible guerras y para nosotros debe ser un verdadero Kayros, momento fuerte del Espíritu Santo, que nos une como presbiterio, para cumplir la voluntad del Señor: avanzar en la misión. Para eso estamos».
Así mismo, el Sr. Obispo invitó a tener la humildad de reconocer las propias fallas y pedir perdón «por esas actitudes que han obstaculizado y herido la comunión», sabiendo que «este es el primer eslabón para construir comunión y fraternidad».
En su mensaje el Prelado abordó con esperanza todos los logros alcanzdos e invitó a agradecer: «Aquí, presencia de Dios: agradezcamos con sincero corazón todo lo bueno que hemos recibido: tanto personalmente como diocesanamente: cuantas bendiciones hemos vivido; tenemos salud, aumentó el clero, nuevas parroquias. Tres de nuestros hermanos salen a estudiar, hay ánimo en las pastorales, cáritas, juventud, catequesis, misiones; hay una mínima organización, hemos remozado y reorganizado la curia, estamos listo con la emisora diocesana, tenemos vocaciones, las parroquias están floreciendo en renovación estructural y participación de fieles, hemos crecido… tenemos todas las parroquias con su pastor propio, tenemos jóvenes a granel, y a pesar de las carencias y dificultades, seguimos viviendo… gracias Señor, porque hay muchas razones para la esperanza, sentimos que hemos sido bendecidos con toda clase de bendiciones espirituales y celestiales (Ef. 1,3-6).
Por último invitó al Clero a «seguir construyendo, sin cansarnos. Creo que debemos seguir construyendo unidad y propiciando ideas que nos hermanen».
«En fin, vaya mi bendición para todos y desde mi corazón a todos… ¡gracias¡ por su trabajo. Sigamos con mucha esperanza, apuntalando esta querida diócesis llanera a la que el Señor nos llamó«.