Encuentro Mundial de las Familias: «Signo de luz y de fe».

El Encuentro Mundial de las Familias, nació por voluntad de San Juan Pablo II en 1994. De hecho, ese año había sido declarado por las Naciones Unidas «Año Internacional de la Familia». Por tanto. Wojtyla quiso que se celebrara también en la Iglesia un Año de la Familia, y así nació el I Encuentro Mundial de las Familias, que tuvo lugar en Roma los días 8 y 9 de octubre de 1994. El Consejo Pontificio para la Familia promovió este encuentro, así como los posteriores. En 2016, el organismo vaticano fue suprimido y fusionado con el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida. Así pues, desde 1994 se ha celebrado, cada tres años y en distintas partes del mundo, un Encuentro Mundial de las Familias.

Este año 2022 se celebró una vez más en la ciudad de Roma el Encuentro Mundial de las Familias, en el marco del Año de las Familias, decretado por el Santo Padre Francisco el 19 de marzo de 2021, y que culminó el 26 de junio de 2022, con motivo del aniversario de la publicación de la exhortación apostólica Amoris Laetitia, sobre la belleza y la alegría del amor en la familia. El lema de este año propuesto por el Santo Padre nos llamó a rezar por todas las familias cristianas de todo el mundo, para que con gestos concretos vivan la gratuidad del amor, “El amor familiar vocación y camino de Santidad”.

Ante la realidad que vivimos, se hace necesario fortalecer a través de la cercanía de la iglesia fundada por Cristo a las familias apureñas, es por ello que la Diócesis de San Fernando de Apure, unida a los deseos del Santo Padre, organizó el Congreso Diocesano de Familias, realizado el sábado 2 de Julio en el Colegio Diocesano “San Fernando”, con la finalidad de retomar el apostolado a las familias en su representación mas amplia: esposo, esposa, hijos, abuelos, nietos, para así evocar la imagen de la iglesia como “Familia de Familias”, propuesta por Amoris Laetitia (Al 87) en la que “el amor vivido en las familias, es una fuerza permanente para la vida de la iglesia” (Al 88)

FAMILIA, IGLESIA, SINODALIDAD

Esta premisa está enmarcada en este Encuentro Mundial de Familias, como una necesidad a fin de integrar la relación entre jóvenes y mayores, la vocación al matrimonio, al sacerdocio, partiendo de la iglesia domestica que es la familia. Cada Iglesia doméstica debe ser finalmente ordenada al matrimonio cristiano, tanto en términos de la propia llamada a compartir la gracia del matrimonio, como en su responsabilidad de cuidar y ayudar a crecer a los hijos, preparándolos para celebrar la plenitud del matrimonio cristiano en la edad adulta.

Como el Papa Francisco usa el término “Sinodalidad” es un llamado profético a una Iglesia que escucha. El Cuerpo de Cristo atiende generosamente y con compasión las necesidades de cada una sus partes en el contexto de la “sinodalidad”, es un llamado a reunir a la Iglesia jerárquica y a la Iglesia doméstica, para aprender los unos de los otros y encontrar maneras de ayudar a cada manifestación de la “Iglesia” a alcanzar su misión en Cristo.

Y ¿Cuál es esa “misión”? En una palabra “santidad”. ¡La santidad es para todos! Especialmente para las familias. Por la proclamación de “el llamado universal a la Santidad” (LG #39), el Concilio Vaticano Segundo le recuerda al mundo que la santidad no es solo para los misioneros, mártires, sacerdotes o religiosos, sino para padres, madres e hijos también.

No hay familias “perfectas” ha dicho el Santo Padre. Con sus avatares, dificultades, temores, siempre Dios está con ella. Es por eso que invitamos a la comunidad apureña a permanecer atentos a los frutos de este encuentro mundial realizado en Roma, y de nuestro congreso diocesano, teniendo la certeza de que la Iglesia acompaña siempre a las familias.

María Inés Polanco Maldonado, autora

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