Escuela Diocesana de Ministerios Laicales


La Diócesis de San Fernando de Apure ofrece un itinerario formativo estable y sistemático, dirigido a los laicos para la profundización en los contenidos de la Fe, capacitarles para asumir ministerios y contribuir en la renovación de nuestras comunidades, a la luz de las directrices de la CEV. La Escuela Diocesana de Ministerios Laicales es, de este modo, una propuesta concreta para fructificar la Participación eclesial; una experiencia sinodal de Iglesia que desea crecer en ministerialidad.

ZONA PASTORAL 1, 2 y 3

Encuentros presenciales los sábados, cada 15 días, a partir de las 8:00 AM en las Instalaciones del Colegio Diocesano San Fernando.

ZONA PASTORAL 4 y 5

Días de Encuentros y lugar, según la realidad de cada Zona Pastoral.

Dada la realidad de la Diócesis de San Fernando de Apure y a la luz de los objetivos planteados en el Plan Pastoral, se ofertan los siguientes ministerios:

1. PROCLAMADOR DE LA PALABRA

El lector o proclamador de la Palabra no solo tiene un oficio en la Iglesia; no es digamos un simple predicador o lector y nada más, como quizás mucho lo ven o lo entienden. El proclamar la Palabra de Dios es una Misión Divina, y esa dignidad no la puede ejercer cualquier persona que simplemente lea bien, si antes no ha penetrado en el contenido de esa Palabra, si no vive el Mensaje de esa Palabra. Ya el Concilio Vaticano II, que comenzó en 1962 y terminó en 1965, fue el que abrió las ventanas para renovar el servicio en la Iglesia, y dió un lugar a los laicos, en la proclamación de la Palabra.

El lector o ministro de la Palabra, con su presencia y con su voz, es instrumento para que Dios dialogue son su Pueblo. De allí la necesidad de prepararse, a través de un itinerario sistemático para profundizar la dignidad del Ministerio de la Proclamación de la Palabra. Y esto es algo muy importante, porque quizás sin pensarlo, podemos minimizar o disminuir la dignidad de la Palabra de Dios de muchas maneras, a veces con el vocabulario, y otras veces conformas y actitudes que plantean ciertas interrogantes a los que nos observan.

OFICIO: El lector puede cargar el Libro de los Evangelios en la procesión de entrada (en ausencia de un diácono); un lector proclama la(s) lectura(as) asignadas, y en ausencia del diácono, también lee las Intercesiones Generales. Si el Salmo Responsorial no es cantado, el lector puede que tenga que dirigilo también. El Laico instituido Proclamador de la Palabra, está capacitado para ayudar a otros a desempeñar dignamente el oficio de proclamar la Palabra de Dios en las Asambleas Litúrgicas.

2. MINISTERIO DE LA CATEQUESIS

El Ministerio de la Catequesis es «un servicio estable que se presta a la Iglesia local, según las necesidades pastorales identificadas por el Ordinario del lugar, pero realizado de manera laical cómo lo exige la naturaleza misma del ministerio», designado a aquellos catequistas considerados aptos para ello.

Se trata de un ministerio ligado a la vocación del laico, «discípulo-misionero», que se realiza en un servicio concreto y con un acento vocacional concreto del «como» ser misionero, unido inseparablemente del ser discípulo. Como recuerda siempre el Papa Francisco a los catequistas, se «es» catequista, antes y como condición previa a «se da» catequesis. El motu proprio Antiquum Ministerium, con la que Instituye este Ministerio en Mayo de 2021, dice: «Este ministerio posee un fuerte valor vocacional que requiere el debido discernimiento por parte del Obispo y que se evidencia con el Rito de Institución».

En efecto, al ser instituido Ministro de la Catequesis, en Laico manifiesta su disponibilidad para la misión evangelizadora. Como explicó monseñor Fisichella en la presentación de este motu proprio, a partir de la instauración de este ministerio, el obispo podrá contar con la disponibilidad de un cuerpo de catequistas diocesanos instituidos para poder ir a aquellos lugares de la diócesis más necesitados de la catequesis.

Además, para que el ministerio catequético en una Diócesis sea fructífero, necesita contar con otros agentes, no necesariamente catequistas directos, que apoyen y respalden la actividad catequética realizando tareas que son imprescindibles, como: la formación de catequistas, la elaboración de materiales, la reflexión, la organización y planificación. Estos agentes, junto con los catequistas, están al servicio de un único ministerio catequético diocesano, aunque no todos realicen las mismas funciones, ni por el mismo título.

3. MINISTRO EXTRAORDINARIO DE LA COMUNIÓN

Un servicio estable «de ayuda» al Ministro que de Ordinario distribuye la Comunión. Los ministros ordinarios de la comunión son los obispos, sacerdotes y diáconos, por virtud de su ordenación. Cuando el tamaño de la asamblea o la incapacidad de los ministros ordinarios lo requieran, el sacerdote puede pedir a los ministros extraordinarios (“fuera de lo ordinario”) que le ayuden en la distribución de la Comunión.

Para recibir este ministerio la Iglesia pide que el fiel, hombre o mujer que será instituido como ministro extraordinario de la Sagrada Comunión, deba estar adecuadamente instruido y ser recomendable por su vida, por su fe y por sus costumbres. Incluso utiliza unas palabras muy exactas sobre la idoneidad de la persona, que transcribo a continuación. “No sea elegido nadie cuya designación pudiera causar admiración a los fieles”.

Ellos se presentan en el altar cuando el sacerdote está recibiendo la comunión. Ellos mismos reciben la comunión ya sea a través del sacerdote, el diácono u otro de los ministros. Luego, ayudan en la distribución del Cuerpo y la Sangre de Cristo a la asamblea. Después de la comunión, ellos puede que tengan que consumir, en el lugar de distribución, el vino restante que queda en el Cáliz. Ellos también puede que tengan que ayudar en la purificación de los recipientes.

4. MINISTRO DE LA CARIDAD

El Laico instituido Ministro de la Caridad hace de la Solidaridad una opción libre y responsable, desde una noble y generosa conciencia social, pero al mismo tiempo desde una seria opción personal para hacer seguimiento de Jesús, presente en los crucificados de hoy. La colación del Ministerio le vincula decididamente a Cáritas, capacitándolo para desempeñar funciones de animación y Coordinación de la Pastoral Social en la Parroquia y en la Diócesis, de forma organizada y en comunión, a la luz de las orientaciones de Cáritas Diocesano y Nacional.

Ministerio de la Catequesis

  1. Hombre o mujer mayor de edad, con personalidad definida.
  2. Comprometido en la vida de la Parroquia, identificado con el ministerio que quiere abrazar.
  3. Coordinador de Catequesis Parroquial o catequista en algunas de las Etapas.
  4. Haber recibido el sacramento de la Confirmación.
  5. Testimonio de vida en la Parroquia, en la comunidad y en su entorno familiar.
  6. Bachiller, o al menos que sepa leer y escribir, con gusto para el estudio y disponibilidad para asumir el programa de formación.

Proclamadores de la Palabra

  1. Hombre o mujer. Edad mínima 16 años. Personalidad definida.
  2. Comprometido en la vida de la Parroquia, identificado con el ministerio que quiere abrazar.
  3. Si es casado, que su situación sea regular.
  4. Haber recibido el sacramento de la Confirmación.
  5. Testimonio de vida en la Parroquia, en la comunidad y en su entorno familiar.
  6. Bachiller, o al menos que sepa leer y escribir, con gusto para el estudio y disponibilidad para asumir el programa de formación.

Ministros extraordinarios de la comunión

  1. Hombre o mujer. Entre 35 y 65 años, con personalidad definida.
  2. Comprometido en la vida de la Parroquia, identificado con el ministerio que quiere abrazar.
  3. Si es casado, que su situación sea regular.
  4. Haber recibido el sacramento de la Confirmación.
  5. Testimonio de vida en la Parroquia, en la comunidad y en su entorno familiar.
  6. Testimonio coherente, reconocido en la comunidad de cristiana.
  7. Bachiller, o al menos que sepa leer y escribir, con gusto para el estudio y disponibilidad para asumir el programa de formación.

Ministros de la Caridad

  1. Hombre o mujer, Coordinador de Cáritas Parroquial, delegado o responsable de las actividades de caridad en la Comunidad Cristiana.
  2. Pertenencia eclesial.
  3. Opción preferencial por los Pobres.
  4. Bachiller, o al menos que sepa leer y escribir, con gusto para el estudio y disponibilidad para asumir el programa de formación.

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“Los fieles laicos han de ser formados para vivir aquella unidad con la que está marcado su mismo ser de miembros de la Iglesia y de ciudadanos de la sociedad humana»

(CPV documento Nª 7 juzgar,  2.3).


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