Luto Diocesano: Falleció Mons. Roberto Dávila Uzcátegui, Primer Obispo de San Fernando de Apure.

Este lunes 25 de Octubre falleció en la ciudad de Caracas a los 95 años de edad, el Excmo. Mons. Roberto Antonio Dávila Uzcátegui, Obispo fundador de la Diócesis de San Fernando de Apure y Obispo Auxiliar Emérito de la Arquidiócesis de Caracas.

Por este motivo, el Excmo. Mons. Alfredo Torres manifestó su profundo pesar en nombre de toda la comunidad Diocesana, reconociendo la incansable labor de Mons. Dávila en Mérida, Apure y Caracas. Decretó nueve días de duelo en toda la Diócesis, invitando a ofrecer novenario de Misas por su Eterno Descanso así como también a participar en la Solemne Eucaristía Funeral el próximo 03 de Noviembre, 9:00AM, en la Santa Iglesia Catedral de San Fernando.

El Excmo. Mons. Roberto Dávila Uzcátegui ejerció como Prelado de la Prelatura Nullius de San Fernando de Apure y luego como primer Obispo de la Diócesis de San Fernando de Apure (1972-1992), desarrollando un abnegado ministerio de “gobierno, enseñanza y santificación” del Pueblo de Dios, afianzando las bases de esta joven y extensa Diócesis. Fundó el Colegio Diocesano San Fernando; como apoyo a su episcopado instauró Ministros con facultades especiales y fundó en la Diócesis la Confraternidad de la Doctrina Cristiana (CDC), obra apostólica que acompañó hasta que sus fuerzas lo permitieron.  En el año 1993 es trasladado a Caracas como Obispo Auxiliar.

Su sensible fallecimiento deja un profundo vacío en el seno de su familia, en toda la Diócesis, entre sus amigos y allegados. ¡Paz a su alma!

UNA PERSONALIDAD QUE CONTAGIABA

Muchos recuerdan al Excmo. Mons. Roberto Dávila como un hombre cercano, alegre, de carácter fuerte pero al mismo tiempo cariñoso con todos; gran enamorado de la Eucaristía y de la Santísima Virgen María, atento y preocupado por las obras que emprendía, trabajador y un gran catequista. Le gustaba hacer amistad, y siempre mantuvo buen trato con los Obispos que le sucedieron en la Sede Sanfernandina. Cada cierto tiempo venía a San Fernando a los Retiros de la CDC, y siempre pasaba a saludar al Obispo con esa sonrisa que contagiaba entusiasmo misionero.

Siendo Párroco de San José Obrero en Mérida, conoció a un niño llamado Alfredo Torres, quién después le sucedería como Obispo de San Fernando. Monseñor Torres ha manifestado en varias oportunidades que gracias al Padre Dávila conoció su Vocación.

SACERDOTE POBRE PARA LOS POBRES

Fue Párroco de San José Obrero, una zona populosa de la Ciudad de Mérida, para ese entonces con calles de tierra y sin servicios básicos. Allí fundó una escuelita para los Pobres, donde estudió Mons. Torres. Con el pasar del tiempo esa Parroquia llegó a ser la más concurrida por feligreses, con una intensa actividad eclesial. Es designado Prelado de la Prelatura Nullius de San Fernando de Apure, una sede pobre, con escasez de Sacerdotes y con muchas cosas por hacer; para nada «cómoda» y además extensa, con precarias vías de comunicación desde la Capital hasta la Zona del Cajón de Arauca, el Medio y Alto Apure… y sin embargo aceptó con agrado, demostrándolo a través del entusiasmo y empuje con el que ejerció su ministerio Pastoral. Una vez en San Fernando, funda el Colegio Diocesano pensando en los niños y jóvenes de escasos recursos, y escogió el Barrio Francisco de Miranda para construir la Sede de la CDC y «una piecita» en la que se quedaba cuando venía a San Fernando; los vecinos la llamaban «la casa del Cura».

Fue un Sacerdote «pobre, para los pobres». Sabemos que la Pobreza no es miseria, sino una actitud ante la vida, asumiendo los valores del Reino que está expresados en las Bienaventuranzas. Un manera de vivir al estilo de Jesús, tal como lo hicieron por ejemplo, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Calcuta, la Beata María de San José o el Beato José Gregorio Hernández, entre otros.

UN OBISPO MISIONERO QUE SE GASTÓ Y DESGASTÓ POR ESTE PUEBLO

El Excmo. Mons. Roberto Dávila gobernó está Iglesia Particular entre los años 1972 y 1992, primero como Prelado de la Prelatura Nullius, y luego como Obispo, primer Obispo, una vez que la Prelatura es elevada a Diócesis el 12 de Noviembre de 1974. Desde el punto de vista de infraestructura eclesiástica, esta recién fundada Diócesis tenia muchas precariedades; su extensión abarcaba todo el Estado Apure (76.500Km2), con carreteras en mal estado y muy pocos Sacerdotes. Tan grande eran las necesidades pastorales que instituyó ministros laicos con facultades especiales, como administrar bautizos, presenciar matrimonios y animar a las comunidades.

Mons. Roberto Dávila gastó y desgastó su vida al servicio del Reino de Dios: de un lado a otro, emprendiendo, construyendo, acompañando, haciendo comunidades y favoreciendo los medios para que a nadie le faltara el Pan de la Palabra y el Pan Eucarístico. Fue un Obispo Misionero que deja un legado imborrable en el Corazón de esta Iglesia Diocesana.

¡Gracias, Señor, Gracias! ¡Gracias Mons. Dávila! ¡Dios recompense el celo pastoral y el entusiasmo misionero con el que usted se entregó al servicio de este pueblo Apureño!

PRENSA DIOCESANA / ESPECIAL

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