Mons. Alfredo Torres celebra hoy 46° años de vida sacerdotal: «una vocacion con muchos frutos». Entrevista especial.

Este 25 de Julio de 2022, fiesta del Apóstol Santiago, el Excmo. Mons. Alfredo Torres, Obispo de San Fernando de Apure, arriba al 46° Aniversario de Ordenación Sacerdotal, un acontecimiento que llena de alegría a toda esta Iglesia Particular porque se trata de una vocación que sigue dando frutos, de la que además podemos aprender y redescubrir la llamada de Dios hoy. Por tal motivo, la Sala de Prensa Diocesana le realizó una entrevista, en la que pudimos percibir que Alfredo Torres es, sobre todo, “un hombre sencillo y solidario, al servicio del Pueblo de Dios”. A continuación la entrevista:

Alfredo Torres: de Maracaibo a Ejido. ¿Alguna experiencia de la Infancia que marcó la vida del Futuro Obispo de San Fernando de Apure? 

Mucho gusto. Me agrada compartir con todos ustedes. Bueno, yo diría que el Señor lo persigue a uno, a veces sin darnos cuenta. Desde mis 12 o 13 años, por cosas de la vida, le pedí a mi mamá que me inscribiera en el colegio que dirigía el Padre Roberto Dávila Uzcátegui. Y estando en esa escuela, cursando 5to. y 6to. grado, el Padre Dávila nos llevaba a la Misa todos los Domingos. Y un día haciendo una encuesta que se hacía antes en las escuelas, nos preguntaron ¿En su vida qué quiere ser? Y yo escribí: quiero ser Sacerdote y en segundo lugar, quiero ser médico; y como escribí que quiero ser sacerdote, el Padre me llamó y comenzamos a conversar. De allí comenzó la historia de ser Sacerdote; ingresé al Seminario de Mérida donde cursé todo el Bachillerato y luego pasamos al Seminario Mayor Santa Rosa de Lima de Caracas, donde cursé toda la filosofía y la teología… Creo que me marcó y fue el despertar de mi vocación Sacerdotal en la escuelita, en aquel momento era una escuelita sencilla, del Padre Dávila, que por donde pasaba fundaba colegios, y por eso se explica la fundación del Colegio Diocesano San Fernando cuando fue Obispo de esta Diócesis.

¿De modo que el Testimonio del Padre Dávila fue determinante en la Vocación Sacerdotal del Padre Alfredo? ¿Qué cosas le inspiraron en concreto de Mons. Dávila?

Bueno el Padre Dávila era un gran sacerdote y Párroco; la Parroquia San José Obrero, donde yo vivía en Mérida era una parroquia muy humilde, pero de muchísima participación de la gente; en todas las misas del Domingo la Iglesia estaba ful. Y luego la Semana Santa y la fundación de la Confraternidad de la Doctrina Cristiana – DCD – que también la fundó en San Fernando; toda esa acción pastoral del padre Dávila, me motivó para entrar al Seminario… Él era un hombre muy delicado, siempre de sotana negra, muy dedicado a su Parroquia… Cuando íbamos de vacaciones, recuerdo que él nos decía ‘el Sacerdote es como el marinero: el marinero a la mar, y el joven que quiere ser sacerdote, a la Iglesia. Y nos obligaba a que lo acompañáramos todos los días en la Santa Misal. Teníamos también unos campos a donde él iba con un jeep viejo, e íbamos a todas esas zonas con él… Fue un arranque vocacional muy bonito, y por eso creo que ese trabajo del Padre Dávila y la cercanía con los monaguillos, me motivó mucho. Por eso es importante el trabajo con los Monaguillos porque de allí pueden salir buenas vocaciones.

Hablemos de la Ordenación:  San Juan María Vianney decía: «El día de la Ordenación me postré consciente de mi nada y me levanté siendo Sacerdote». ¿Cómo Vivió Alfredo Torres su Ordenación, los preparativos, alguna anécdota de ese 25 de Julio hace 46 años? 

Con mucha alegría recuerdo ese día. Vinieron mis compañeros del Seminario Mayor de Caracas, algunos de valencia, de Maracay. Verdaderamente que lo que dice el Cura de Ars es una realidad. Ese día uno llega como un jovencito y siente algo especial; algo ha sucedido con uno, que cuando regresé a mi casa siendo Sacerdote ese día 25 de Julio por la tarde, uno se sentía como otra persona y una sensación muy bonita. Es un acontecimiento festivo en toda la familia, mis hermanos que somos 16 hermanos, todos con aquella emoción de tener un hermano Sacerdote. Recuerdo como anécdota familiar muy hermoso, que mis hermanos no durmieron la noche anterior, esperaron que yo me fuera a mi habitación a descansar y muy silenciosamente decoraron todo el callejón – yo vivía en un callejón – decoraron con papeles de colores, guirnaldas, de fiesta. Cuando yo me levanté en la mañana para la Santa Misa en la Catedral, aquello era otra cosa; ellos no habían dormido, pero yo no oí absolutamente nada. Fue un día de verdad muy emocionante.

¿Cuál ha sido la experiencia, o las experiencias más significativas como Sacerdote? 

Bueno yo siempre he tenido muy claro que el Señor me ha tratado con amor y Misericordia. No puedo negar que me marcó la personalidad del Padre Dávila, y por eso el Padre Torres es muy gritón (risas) porque quiere que lo que habla, se le escuche; así era Dávila; el que no escuchaba a Dávila en su Iglesia, era porque estaba enfermo, él hablaba muy duro, sus homilías excelentes, emprendedor, con fuerza; uno nunca veía al Padre Dávila cansado, siempre estaba trabajando en una cosa o en otra. Yo creo que eso marcó mi vida, porque hasta cierto punto yo soy así… Por otro lado, la gran experiencia que considero es regalo de Dios, el día de mi Ordenación Sacerdotal me sorprendió Mons. Ángel Pérez Cisneros, que fue quien me Ordenó Sacerdote ese Domingo 25 de Julio, ese mismo día en la Santa Iglesia Catedral, después de la Comunión me nombró Rector del Seminario. Allí arranqué yo mi experiencia Sacerdotal, no me imaginaba lo duro que era: el aquel momento el Seminario había sufrido una gran crisis, no había alumnos, estaba como abandonado el Seminario, y me tocó a mí una dura tarea de  arrancar el Seminario con 14 alumnos que yo mismo busqué y volví a revitalizar el Seminario. Humildemente una experiencia muy bonita porque de allí arrancó todo ese recorrido, y siempre me tocó dirigir. Y por eso ahora estoy acá en San Fernando de Apure, como Obispo dirigiendo los destinos de esta bella Diócesis.

¿Alguna vez sospechó que podía ser Obispo? 

Bueno las circunstancias de la vida se van dando. Pero en realidad yo no pensaba ser Obispo, ya que viví 20 años siendo vicario general de la Arquidiócesis de Mérida, asignado por Mons. Baltazar: una experiencia inolvidable con él. Y yo veía que no tenía necesidad de más nada, porque la autoridad y el trabajo que yo tenía como Vicario General de Mérida, prácticamente era el trabajo de un Obispo, entonces no tenía necesidad. Claro cuando me llamó Mons. Parolín a la Nunciatura en Caracas, allí lo sospeche, un nombramiento que llegó entrada en edad.

A los Sacerdotes nos llaman Padres. Y sobre todo el Obispo. Como un verdadero Padre: ¿Qué consejo puede dar a los Jóvenes de hoy? (sobre la vocación Sacerdotal)…. ¿y a los Sacerdotes? 

A los Jóvenes les digo que siempre busquen un papá. El de la casa fundamentalmente que es la imagen principal, o sino una persona allegada, pero siempre es bueno que haya como un modelo, una referencia, a quien seguir, a quien imitar, a quien respetar, a quien escuchar porque a veces uno cree que se las sabe todas, y no es así. Uno necesita de otros, y de la experiencia de los demás. De allí la importancia de la Jornada Mundial de los Ancianos que celebramos (ayer) porque tenemos mucho qué aprender de los ancianos. Y en segundo lugar a los Sacerdotes, que se sientan Papas, que se sientan Padre; y el buen Padre orienta, ama y corrige. El buen Padre llama la atención con mucho cariño y con mucho amor a sus fieles, sabiendo que su papel es de ser orientador y referente en la vida de los demás y de hecho es así para mucha gente.

Ya para finalizar, a esta Iglesia Particular, de la que usted es Padre, en estos 46 años de su Ordenación, ¿Qué mensaje? Y su bendición para todos.

Yo solo les puedo decir, como gran mensaje es seguir con esperanza y con creatividad todas las mociones del Espíritu Santo y los proyectos que vamos, como bendición de Dios, vamos viendo realizados. Cuando uno se propone las cosas, por más dificultades que existan, con la ayuda de Dios y el empeño de uno, las cosas salen adelante. Qué mejor compartir con el Padre Ender la vivencia que hemos tenido con la fundación de la radio; fueron muchas dificultades, pero las fuimos superando. Bueno ese sería mi mensaje para toda esta comunidad, imbuidos de esa gran invitación a nivel universal, el continuar y profundizar el ser una Iglesia Misionera en Salida; y estos días en los que también acompañamos a Mons. Mariano Parra, quien fuera Obispo de esta Diócesis, por los 491 años de la Fundación de la Diócesis de Coro, él nos decía que debemos impulsar una Misión Nueva, con nuevo ardor y nuevas metodologías, pero que en el fondo es la misma evangelización. Ese sería mi mensaje, para mis Sacerdotes y para mi feligresía. Y con este entusiasmo, esta alegría y este agradecimiento por estar celebrando 46° años de mi Vida Sacerdotal, sale de mi corazón la bendición para todos. Que la Virgen Santísima nos acompañe en todas las obras que estamos realizando y queremos seguir realizando.

ESPECIAL / PRENSA DIOCESANA

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