Homilía de S.E. Mons. Alfredo Torres, Obispo de San Fernando de Apure, en la Misa Crismal. 12 de Abril de 2022.
Queridos Sacerdotes, y fieles de toda la extensión de nuestra diócesis:
Con devoción y emoción participamos en esta significativa celebración y cantar desde el fondo de nuestro corazón las misericordias del Señor. En primer lugar agradeciendo al Espíritu del Señor quien nos ha ungido a todos con el óleo bautismal y por tanto miembros del pueblo santo de Dios, por lo cual recibimos toda clase de bendiciones, y más allá, agradecer el llamado específico que hemos sentido todos los que rodeamos este altar, al consagrarnos sacerdotes del Altísimo, para llevar la BUENA NOTICIA a los que sufren, vendar los corazones desgarrados, proclamar la amnistía a los prisioneros, para consolar.
En fraterna y sinodal presencia, invito a mis sacerdotes y diáconos, a vivir estos misterios con renovada unción y emoción. No es el cumplimiento de un rito, sino la vivencia de un misterio siempre nuevo, que no merecemos, decía San Gregorio Naciaceno en oficio de lecturas de estos días. En instantes, vamos a renovar nuestras promesas sacerdotales, que actualizan aquellas promesas realizadas el día de nuestra ordenación sacerdotal, y por las cuales, juramos cumplir esa entrega al servicio del pueblo de Dios en comunión y obediencia al obispo, como cabeza visible de la Iglesia Particular.
Queridos hijos, cuántos momentos de gozo, como también tantos sinsabores en nuestro ministerio, pero hago mío, este grito arrollador del autor de la carta a los Hebreos, que dice textualmente: “No renuncien a vuestra valentía que tendrá una gran recompensa” y yo añadiría, y al entusiasmo, ardor y esmerada creatividad en nuestra entrega. Cuánta emoción he palpado estos días en mis sacerdotes, y lo quiero expresar a mi pueblo: que bellezas de altares y actividades he visto en las redes y qué entusiasmo han contagiado al pueblo: Jóvenes, niños, mayores, señoras participando en la lluvia de iniciativas pastorales que he visto surgir en todos. No me atrevo a señalar uno a uno para no alargarme, y pecar de olvido de alguno, todas las parroquias están viviendo un auténtico pentecostés, repletos de fieles… Baste señalar, como un botón de emocionante belleza, no sólo de color, sino de fe y alegría en nuestro templo emblemático Santuario del Nazareno de Achaguas, que renace de los escombros de la pandemia, y de las carencias de estos tiempos difíciles, para invitarnos a la esperanza viva que desde la fe y la fraternidad, se hace realidad el mensaje de la Palabra, nada es imposible para Dios. Ahí está la mano y el espíritu de Dios en tanta cosecha que aun no asimilamos: este año estamos llegando a todos los hogares a través de la Emisora Diocesana Buena Nueva, en donde ya estamos predicando como manda San Pablo ” a tiempo y a destiempo”.
Todo esto nos invita a adentrarnos en su misericordia y nos empuja para seguir adelante en los próximos retos: seguimos profundizando en el plan pastoral, que nos ha llevado a la hermosa experiencia de formación de un centenar de laicos, que serán instituidos en los Ministerios para laicos próximamente; la Escuela de Formación para la ordenación de unos 14 nuevos diáconos permanentes, cuyo arranque y presentación es hoy; la presencia de los Servidores del altar de las parroquias y las próximas ordenaciones presbiterales este año, que nos hacen exclamar, la misericordia del Señor está con nosotros y estamos alegres.
Como fruto de esta celebración, llevarán ustedes para sus parroquias los santos óleos, para cumplir el ministerio de ungir a los nuevos bautizados, para llevar el bálsamo del consuelo a los enfermos.
En las manos de Jesús Nazareno, nuestro Señor Sufriente por todos nosotros, de María Santísima, en la Advocación del Monte Carmelo y de San Fernando Rey, ofrecemos este cáliz glorioso y este alimento celestial, en este gran día de nuestra misa Crismal y nos siga bendiciendo el Dios Padre de la Misericordia, con su Hijo en el Espíritu Santo, para seguir dando los frutos que de nuestro ministerio emergerán para la mayor gloria de Dios. Amén.