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Quien Católico profesa ser, Protestante no puede proceder

En ocasiones, escuchamos a quienes dicen, «no importa si eres católico ó protestante, porque Dios es el mismo para todos». Bien, esto no es del todo cierto, pues hay muchas discordancias que debemos tener en cuenta al momento de realizar este tipo de aseveraciones, ya que, siendo católicos, no deberíamos proceder con pensamientos protestantes. Al respecto, el Presbítero Yorwins Vielma, nos habla de ciertos puntos que debemos tomar en cuenta en esta situación.

TERMÓMETRO DE FE

La fe es un don, porque es Dios quien toma la iniciativa de venir a nosotros, y es una respuesta de la persona con la cual lo recibe como verdad y cimiento estable de su propia vida; La fe personal no es el resultado de la reflexión solitaria, no es producto de un pensamiento, sino que es el resultado de una relación, de un diálogo en el que hay un escuchar, un recibir y una respuesta”. (Benedicto XVI, Catequesis 31 de octubre de 2012). Con estas palabras del gran teólogo del siglo XX, podemos asegurar que la fe no es objeto medible entre unos y otros para alcanzar la salvación. La fe como don de Dios va impulsando en el corazón del hombre una respuesta en el tiempo y de modos distintos, pero que deben unirnos, no separarnos ni mucho menos confundirnos. Nadie puede apropiarse de la fe de otro, ni burlarse, o valerse de todas las manifestaciones religiosas creyendo así conseguir una “Gracia”. Por lo tanto, en torno a la fe, se marca posición, no se pelea.

CONOCER PARA AMAR

“¿Quién dice la gente que soy yo?” (Lc 9, 18-24) El mismo Señor al dirigir esta pregunta a los suyos, quiere confirmar en ellos que no todos los que le siguen y oyen saben quién es. Para amar necesariamente debemos conocer, ¿Cómo hablar del amor si no he decidido amar? ¿Cómo amar a Dios si no lo conozco? Indudablemente si tengo claro quién es Jesús y de qué manera nos manda a vivir el Reino, al toparme con el otro lo voy a repudiar, pero si lo conozco lo entiendo y entonces lo amo. Al acercarme a Jesús y escucharlo me daré cuenta que no habla de religión, sino de estilo de vida. Sin embargo, éste estilo de vida se vive en comunidad y, La Iglesia es la comunidad donde vivo mi fe. Conocer mi Iglesia, saber con seguridad y fundamento que es Una, Santa, Católica y Apostólica; podrá calar en mi la decisión libre y justa de amarla, y no compararla. No hace falta buscar fuera de ella lo que el mismo Señor ha puesto en medio de ella, su presencia viva y eficaz en cada sacramento. Así pues, la Iglesia es “sacramento universal de salvación” (Gaudium et Spes N°45) para todos aquellos que, en ella, han decidido vivir la fe en Cristo. He allí la fidelidad para con Dios y su Iglesia. Si soy católico hago uso de lo que la Iglesia me ofrece para vivir la fe, no de otras cosas contrarias a la doctrina, aun y cuando parezcan muy llamativas.

¿TODOS CREEMOS EN EL MISMO DIOS?

Definitivamente no, y es una frase que se ha vuelto erróneamente costumbre. Ciertamente Dios es uno para todos, pero no todos creemos en el mismo dios. Nuestra fe profesa que creemos en un Dios Trinitario (Padre, Hijo y Espíritu Santo); por lo que aquellas religiones, sectas o movimientos religiosos que no profesen la divinidad de Jesús, no creen en el mismo Dios que los católicos. Judíos, Hindúes, Musulmanes, Testigos de Jehová no creen en el mismo Dios de los Católicos. Por otro lado, también debemos considerar que muchas personas tienen como un Dios a sus propios intereses, sobre lo cual gira toda su vida. Igualmente me atrevo a asegurar que, aquellos que predican a un Jesús castigador, a quien se le debe tener miedo y no temor, de grupitos y no universal; no predican al verdadero Señor. Por tanto, los cristianos somos necesariamente católicos, porque ésta Iglesia no es una herencia, no es algo particular que yo fundo de un día para otro, ésta, es la Iglesia de Cristo la cual es esencialmente universal. También, los cristianos somos evangélicos porque vivimos el Evangelio de Cristo. Pero jamás los cristianos, que viven el Evangelio de Cristo opinan contra el Papa ni mucho menos de la Virgen, pues ambos fueron escogidos por Dios para hacer presente su plan de salvación.

COMPÁRATE EN LA CARIDAD Y DEFIENDE CON EL TESTIMONIO

Si alguien te pega en una mejilla, ofrécele también la otra”. (Lucas 6, 29-42). Toda comparación es dañina. Cada quien tiene su modo de expresar la fe, sin embargo, no debe haber entre nosotros interés alguno en usurpar, igualar, copiar, utilizar, menos mimetizar lo nuestro con otras expresiones de fe. Buscar algo llamativo, es para los hombres, eso cualquiera lo hace; buscar algo llamativo para Dios, es el reto. Quien dice creer en Dios debe vivir por Él, no de Él. Así pues, cuando se tenga el impulso de defender los fundamentos de la fe, vale más actuar mejor que balbucear frases aprendidas. La eficacia de Jesús radica en su forma de actuar original y trascendente, buscando siempre el bien del prójimo. Lo que con el ejemplo se dice, las letras no alcanzan describir. Por eso, si te critican por vivir al extremo el amor de Dios, dale siempre la oportunidad que tu vivencia silenciosa del bien, haga ruido en la vida del que critica el bienestar del otro. 

UNA SOLA CARA.

“…A Dios lo que es de Dios”. (Marcos 12, 13-17). No se vale hacer trampa en el caminar de la fe. Cada uno tiene su tiempo de respuesta, pero ésta, debe ser bien clara. Si he decidido seguir a Cristo y, más aún, he decidido vivir mi fe en la Iglesia Católica no puedo permitirme escenarios de infidelidad religiosa, escuchando y asumiendo formas y modos de diálogo con Dios o “dios” distintos a lo que la Iglesia me ofrece. Vivir el don de la fe que Dios me ha dado, forma parte de ese dar lo que no es mío sino de Él. Entrego a Dios mi vida y me fío de su Palabra en medio de una búsqueda comunitaria de la santidad. Mi ser católico tiene su identidad en Cristo que está presente en la Iglesia, cuyo Espíritu la guía y santifica a lo largo de la historia.

GOZA EL SER CATÓLICO

“Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré siempre con ustedes hasta el fin del mundo” (Mt 28,16-20). Por tanto, queridos hermanos, no podemos quedarnos callados o apabullados por ruidos que exacerban el silencio milagroso de Dios, pues, un cristiano católico que conoce y vive su fe es capaz de ser ruidoso y atraer con su actuar cotidiano, y no tiene necesidad de anclar su vida a frases bonitas, ni canciones ajenas a nuestra Iglesia, ya que en medio de esta gran asamblea, cuerpo místico de Cristo, encontramos todo cuanto es necesario para nuestra salvación y la de nuestros hermanos.

El Papa Francisco en una oportunidad afirmó que “un cristiano que no es alegre en el corazón, no es un buen cristiano”. El gozo de sentirnos comunidad de fe, Iglesia universal, debe notarse en conservar, defender y promover lo nuestro, aquello que nos distingue y nos hace históricamente únicos, porque el amor lo hacemos vida y no un sentimiento.

Pbro. Lcdo. Yorwins Vielma

yorwinsvielma@gmail.com

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