En este Domingo XI del Tiempo Ordinario meditamos la liturgia presentada por nuestra Santa Iglesia de la mano del Padre Jesús Carreño, Administrador Parroquial de la Comunidad de Santa Bárbara de Arichuna.
Con gozo y llenos del amor de ese Padre que nos ama, abramos nuestra mente y el corazón para germinar la semilla que en la Santa Palabra el Señor nos trasmite.
El salmista en este día, invita a todo cristiano a experimentar el amor de Dios a través de la acción de gracias, resaltando que es bueno.
El agradecimiento a Dios no solamente se realiza en los momentos de triunfo, victoria, gozo…, es necesario vivirlo en los momentos de tribulación, en esos días de angustia, zozobra, depresión, tristeza… Sólo un corazón y una persona agradecida con Dios ante todo lo que experimenta en su vida, es capaz de darse cuenta de la bondad de Dios derramada hacia él.
Asimismo, el profeta Ezequiel y el Evangelio según San Marcos, nos invitan a reflexionar sobre el fruto que estoy dando como hijo de Dios. Ante el Señor eres semilla, de la buena, ÉL te da la gracia para que vayas creciendo y fortaleciéndose muchas veces sin darte cuenta. A medida que se complace la tentación, o la persona se esclaviza a un vicio, la semilla que eres tú, sembrada en esta tierra buena, pierde el horizonte o el objetivo del para qué existes. Por esa razón, debes disfrutar del sacramento de la Reconciliación y Eucaristía, los cuales, son los protectores esenciales de la semilla.
Por último, San Pablo en la carta a los Corintios, recuerda que todos somos ciudadanos del cielo, tú destino es permanecer con Cristo en la eternidad después de esta vida terrenal. La Fe es la lámpara en este caminar terrenal sabiendo que de acuerdo a los frutos dados se obtendrá premio o castigo. Ánimo, aprovecha esta oportunidad para reflexionar sobre tu vida, comportamiento y saca de tu corazón aquello que te aleja de Dios y el prójimo.
Dios te bendiga.
Pbro. Jesús Carreño.